sábado, 8 de marzo de 2014

El padre, el hijo y el burro

Hazlo todo para la Gloria de Dios: El padre, el hijo y el burroLa vida de un obrero de Cristo no es fácil. Hay veces, sobre todo para los jóvenes que lideran, que se sienten criticados hagan lo que hagan, y pareciera que la gente siempre tiende a lanzar palabras de reproche, antes que palabras de ánimo.
Para todas aquellas personas que se sientan así, os traemos un relato sacado del libro "El Conde Lucanor", escrito por el español Don Juan Manuel, allá por el año 1335.
En ella, el Conde Lucanor pide opinión a su sabio consejero Patronio. El relato se titula "El padre, el hijo y el burro".

EL PADRE, EL HIJO Y EL BURRO
LUCANOR: ¡Patronio! Tú que siempre me has aconsejado con sabiduría y prudencia, escúchame con atención y dime luego lo que te parece mejor que haga.
PATRONIO: Hablad, señor Lucanor, que yo os prometo aconsejaros según mi entendimiento y mi conciencia me dicten.
LUCANOR: Es el caso, Patronio, que yo me esfuerzo día y noche en servir a mi pueblo, pero por más que hago, nunca consigo su aprobación. Ya actúe de una manera, ya de la contraria, siempre soy criticado. Esto me trae desde hace unos días inquieto y confundido, pues pienso que no sirvo para gobernar. ¿Qué piensas tú de esto?
PATRONIO: Lo que has dicho, señor, me trae a la memoria lo que sucedió a dos labradores cuando iban en un burro a la feria.
LUCANOR: ¿Cómo fue eso?
PATRONIO: He aquí el cuento. Iban una vez dos labradores, padre e hijo, a la feria con un burro. El padre iba montado en el burro, y el hijo a pie. Y sucedió que, pasando por un pueblo…
HOMBRE 1: ¡Fíjate qué padre desnaturalizado! Su pobre hijo a pie él tan campante, montado en su jumento.
EL PADRE: Hijo, será mejor que montes tú y vaya yo a pie...
PATRONIO: Pero sucedió que, pasando por otro pueblo…
HOMBRE 2: ¡Qué barbaridad!, ¿Has visto alguna vez tal falta de consideración? ¡El pobre viejo a pie y el joven cabalgando en el burro, tan tranquilo! La verdad es que no sé cómo no le da vergüenza
EL HIJO: Padre, ¿qué te parece si montamos los dos?
EL PADRE: Sí hijo; creo que es una buena idea.
PATRONIO: Así pues lo hicieron. Y de este modo montados los dos en el burro, pasaron por otro pueblo y…
HOMBRE 3: A eso le llamo yo tener compasión. ¡Un burro tan flaco y esos dos montados en él, con lo gordos que están! ¡Qué cosas se ven en el mundo!
EL PADRE: ¿Qué te parece si fuéramos los dos a pie?
EL HIJO: Sí, creo que es lo más prudente.
PATRONIO: Desmontaron los dos y pasaron al fin por otro pueblo…
HOMBRE 4: ¡Fíjate! Ésos dos a pie y el burro detrás, tan campante! En verdad, no se sabe cuál es el más burro de los tres...
EL PADRE: ¿Tú entiendes esto, hijo mío?
EL HIJO: Yo qué he de entender, ¡padre! Sólo nos falta llevar el burro a costillas, y aun así me parece que no daremos gusto a la gente....
PATRONIO: Este cuento, señor conde Lucanor, le enseñará que lo mejor es que haga las cosas según su conciencia, sin hacer caso de la opinión de los demás.

CONCLUSIÓN
Si sientes que tu trabajo no es valorado, si crees que hagas lo que hagas la gente siempre tiene palabras de crítica para tí, no olvides que no estás trabajando para los hombres, sino para el Rey de Reyes.
"Y todo lo que hagáis,  hacedlo de corazón,  como para el Señor y no para los hombres;"Colosenses 3:23
Recuerda que Dios siempre valorará cada gota de sudor derramada, cada minuto invertido, y cada acción hecha para él. No hagas caso de otras voces, y escucha solamente la voz de tu jefe, el gran Dios de los cielos, porque él es el que te recompensará por tu esfuerzo.
"Y todo lo que hacéis,  sea de palabra o de hecho,  hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús,  dando gracias a Dios Padre por medio de él." Colosenses 3:17
Trabajar para Dios nunca es en vano, y nunca queda sin recompensa. Si hacemos las cosas de corazón, cada acto nuestro será un acto de amor a Dios.
"Si,  pues,  coméis o bebéis,  o hacéis otra cosa,  hacedlo todo para la gloria de Dios." 1 Corintios 10:31
¡No te dejes desanimar por otras voces! ¡ Manten la cabeza bien alta y di "Esto lo hago por ti mi Señor, y por nadie más"
Autor: Nicolás A.

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