sábado, 26 de julio de 2014

Diálogos con Dios acerca de tu futuro

Diálogos con Dios acerca de tu futuroTodos nos hemos preguntado en alguna ocasión qué será de nuestro futuro. Preguntas como ¿Qué sera de mi vida? ¿qué pasará con mi trabajo? ¿Saldrá mi país de la Crisis? ¿irá todo a mejor?
Preocuparse por el futuro es natural, pero ¿te imaginas que pudiésemos preguntarle a Dios directamente sobre nuestro futuro y hablarlo cara a cara con nuestro Creador?
Si tu futuro te preocupa y quieres tener un diálogo con Dios acerca del mañana, continúa leyendo este artículo. 
 Señor, estoy preocupado y temeroso con el futuro. ¿Qué ha de sucedernos? ¿Qué sucederá con mis inversiones? ¿Qué pasará en la próxima guerra? También le temo a la muerte.
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí”. S. Juan 14:1.
Sí, creo en Dios, ¿pero cómo puede eso ayudarme?
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. Proverbios 3:5,6.
 Señor, ¿sabes tú todo lo que se refiere al futuro? ¿Estás verdaderamente interesado en mí?
“Hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al Rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días”. Daniel 2:28. Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. Hebreos 4: 13. “Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues”. Lucas 12:7.
 Dime entonces si el futuro me reserva felicidad. ¿Vale la pena vivir?
“Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido”. 1 S. Juan 1:4. “Estas cosas os he hablado para que en mi tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción: pero confiad, yo he vencido al mundo”. S. Juan 18:33.
 ¿Qué cosas Señor? ¿Qué es lo que nos traerá gozo y paz tanto a mi como a mi familia?
“El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártense del mal, y haga el bien; busque la paz y sígala”. 2 5. Pedro 3: l0, 11.
 ¿Quieres decir que nuestra felicidad futura depende de nuestra conducta? Había oído que el futuro está determinado por la suerte y que está regulado por las estrellas y que nada que hagamos lo podrá cambiar.
“Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque en su tiempo segaremos, si no desmayamos”. Gálatas 16:7-9. “Decid al justo que le irá bien, porque comerá del fruto de sus manos. ¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado”. Isaías 3: 10, 11.
 No veo que los que sirven a Dios tengan muchas recompensas. Hasta parecen sufrir más que otros. ¿Cuál es su esperanza?
“Pero le será recompensado en la resurrección de los justos”. S. Lucas 14:14. “Para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, qué sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas”. 1 S. Pedro 1:4-6.
 Pero también tenemos que preocuparnos de vivir en este mundo, mientras llega esa herencia. No es que lo quiera todo; solo un nivel razonable de vida y cierta seguridad económica y social para mi familia.
“No nos afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?... Nuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. S. Mateo 6:31-33. “Gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad”. Salmo 84:11.
 ¿Quieres decir que podemos ser felices en este mundo y obtener además la vida eterna?
“Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos”. “Bienaventurado serás, y te irá bien”. Salmo 128:1,2. “Recibirá cien  veces más y heredará la vida eterna”. S. Mateo 19:29.
 ¿Qué, inversión sabia podría hacer un cristiano que desea su seguridad futura?
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón”. S. Mateo 6:19-21.
 ¿Cuál será el futuro de mi país?
“La justicia engrandece a la nación; mas el pecado es la afrenta de las naciones”. Proverbios 14:34.
 Las cosas no se ven muy bien. ¿Mejorarán o empeorarán la moral y la honradez del mundo?
“Más los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados”. 2 Timoteo 3:13.
 Pero, Señor, al parecer los malvados prosperan y lo pasan muy bien en esta vida.
“No te entremetas con los malignos, ni tengas envidia de los impíos; porque para el malo no habrá buen fin”. Proverbios 24:19,20. “Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen... y que no le irá bien al impío”.. Eclesiastés 8:12, 13.
¿Vivirán los redimidos en la nueva tierra?
“Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra, y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá el pensamiento. Más os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado, porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo… Edificarán casas, y morarán en ellas, plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma, porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos”. Isaías 65:17-22.
 ¿Cómo será el aspecto de los redimidos?
“Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo”. Isaías 35:5,6.
 ¡Es maravilloso pensar que nunca se enfermarán ni morirán! ¿Sentirán cansancio alguna vez?
“Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas, correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. Isaías 40:31.
 ¿Se sentirán alguna vez tristes o solitarios?
“Y los redimidos de Jehová volverán. y vendrán a Sion con alegría y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido”. Isaías 35:10. -
 ¿Qué sucederá con sus hijos? ¿Estarán ellos también allí?
“Dejad a los niños venir a mi, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos”. S. Mateo 19:14. “No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos, de Jehová y sus descendientes con ellos”. Isaías 65:23.
 ¿Reconoceremos allí a nuestros amigos y parientes?
“Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido”. 1 Corintios 13:12.
 ¿Habrá animales también allí?
“Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará... El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová”. Isaías 11:6. 7; 65:25.
 ¿Habrá también árboles y flores?
“Cambiará SU desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto: En lugar de la zarza crecerá ciprés. y en lugar de la ortiga crecerá arrayán”. Isaías 51:3; 55:13.
 ¿Cuán maravilloso irá a ser ese lugar! ¿Qué más atraerá y encantará a tus hijos en la vida futura?
“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. 1 Corintios 2:9.
 ¡Gracias, Señor! ¡Eres un Dios maravilloso! ¿Nos será permitido allí verte y estar contigo?
“Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y El morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”. Apocalipsis 21:3,4.
 ¿De qué manera seremos librados de dolor, enfermedad y muerte?
“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones”. Apocalipsis 22:1, 2.
 ¿Cuándo sucederá todo esto? ¿Puedo ir allá ahora mismo?
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. S. Juan 14:2,3.
 Esta venida tuya, ¿será un acontecimiento espiritual en el momento de la conversión o de la muerte, o se refiere a su segunda venida en gloria?
“Cuando el hijo del Hombre venga en a su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones: y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha. y los cabritos a su izquierda. Entonces el rey dirá a los de su derecha: venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. S. Mateo 25:31-34.
 ¿Es cierto que todas estas maravillosas experiencias podrán ser mías en el futuro? ¿De veras podré participar de ellas?
“No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”. Apocalipsis 21:27.

Si es así, entonces me decido a no permitir que nada me separe de ti, Señor. Te ruego que limpies mi corazón de pecado y que escribas mi nombre en tu libro de vida.
“Bien, buen siervo y fiel entra en el gozo de tu Señor”. S. Mateo 25:23.

sábado, 12 de julio de 2014

5 razones por las que no leemos la Biblia

5 razones por las que no leemos la BibliaTenía diez años cuando mi abuela me regaló mi primera Biblia. Estaba maravillado. Garabateé algo en la parte posterior de la cubierta y me aseguré de que mi nombre se viera grande y claro. Después elegí un rotulador de color amarillo. Me senté en el suelo y comencé mi tarea de subrayar todo lo importante, como por ejemplo que Matusalén vivió 969 años. ¡Wow!
Leí todo seguido hasta Génesis 5 antes de apuntar en una esquina de la última página leída la fecha. ¿Por qué apunté la fecha?, sencillamente para seguir leyendo donde lo había dejado. Obviamente no iba a leerlo todo dos veces.
Tres días más tarde me aburrí y volví a leer mis comics y novelas de aventura.
La siguiente vez que tomé la Biblia en mis manos tenía dieciséis años y acababa de cortar con mi novia, pero cuando intenté leerla todo me parecía confuso y nada de lo que leía respondía las preguntas que en ese momento tenía. 
En los próximos 23 años, he leído la Biblia un montón. A pesar de que amo la Biblia mucho más que nunca, debo admitir que cada vez que la abro me resulta un gran esfuerzo y un desafío. TODAS Y CADA UNA DE LAS VECES. 
Aquí paso a describir cinco motivos por los que creo que nos cuesta tanto leer la Biblia.

1. Primeras impresiones

Quizás fuiste obligado a leer la Biblia cuando eras pequeño. Quizás tus padres te pusieron como resolución para el nuevo año el leer Génesis, o Mateo, pero tú no sabías exactamente por qué. O quizás la única versión que tenías en casa era una Reina Valera antigua, que utilizaba un lenguaje que nunca llegaste a comprender plenamente. Quizás te enseñaron a usar la Biblia como un manual que se lee cuando todo va mal en tu vida, y por lo tanto tú la tanto como lees cualquier manual. 
Para muchos de nosotros, nuestros recuerdos acerca de los primeros encuentros con la Biblia son pesados, sin ningún atisbo de inspiración o sabiduría.
 2. Historia y contexto
Muchas veces lo más difícil para nosotros es familiarizarnos con la cultura y el contexto. Hace dos semanas leí Deuteronomio. También pasé algún tiempo leyendo acerca del contexto de Deuteronomio, y como se encaja en la historia completa del pueblo de Israel, intentando así tener una noción básica de qué papel juega dicho libro en la Biblia. 
Cuando comencé a leer el capítulo primero, ya tenía en la mente la imagen de Moisés y el pueblo de Israel en el desierto, al borde de la Tierra Prometida. Ya a esas alturas muy pocos de ellos habían vivido la experiencia de la salida de Egipto. Todos ellos eran los hijos de aquellos que habían vivido el éxodo. Moisés les contaba las maravillas que Dios había hecho por su pueblo y trataba de prepararlos para tomar la tierra que Dios les había prometido.
Todas aquellas personas no habían vivido nunca en una ciudad o en un pueblo, y sólo conocían la vida nómada en el desierto. Por tanto, se ve los esfuerzos de Moisés por relatar la nueva vida que tendrían si confiaban en Dios. 
Teniendo esto en mente me ayudó mucho a comprender las palabras de Deuteronomio. Por qué la historia de los diez Mandamientos fue contada de nuevo, Por qué tantos consejos un tanto "aleatorios" cerca del final, por qué tantas advertencias y bendiciones. Todo ello pude comprenderlo mejor gracias al contexto. ¡El Contexto siempre ayuda!
Todo esto se puede aplicar a toda la Biblia. Sabiendo lo que pasaba en la iglesia de Corintos te ayudará a entender el por qué de las cartas de Pablo a los Corintios. Saber por qué juan escribió su evangelio te ayudará a comprender por qué el tono del mismo es distinto a los otros tres evangelios.

3. Nuestro método no es el adecuado

 Imagina que estamos leyendo a Shakespeare, una estrofa cada vez. Cada vez que leemos una estrofa, nos sentamos y meditamos en ella, la intentamos comprender. Cuando pasa el tiempo (quizás un día entero), volvemos y leemos el siguiente párrafo. Siguiendo este método, ¿Cuánto llegaríamos a comprender de la obra completa?
He notado que algunas personas leen pequeños "bocaditos" de la Biblia, porque quizás nos intimida un libro tan grande. Sin embargo, cualquier buen profesor te diría que primero leas la obra completa y te empapes de ella antes de centrarte en los detalles que harán que nunca veas la obra como un todo.
Un buen maestro, sin duda, tendría muchas ganas de hablar de la obra, discutir sobre ella y debatir sobre pequeños detalles de la misma, pero jamás lo haría antes de que hayamos comenzado a comprender el conjunto.
Lo mismo podemos decir de la Biblia. Leemos tan poquito cada vez, que nunca llegamos a entender todo el conjunto. 
 4. El Pecado
A veces no leemos la Biblia, sencillamente porque creemos que no la necesitamos. Cambiamos las verdades de la Biblia y al maravilloso Dios que nos habla a través de ella, y los sustituimos por nuestros propios ídolos (Romanos 1:19-23). Cuando hacemos esto, no reconocemos que es la poderosa palabra de Jesús la que sustenta todas las cosas (Hebreos 1:3), y por tanto tratamos de seguir con nuestra vida sin él, sin sus enseñanzas y sus Palabras de Vida.
 5. Obediencia
Independientemente de cuánto comprendamos de la Biblia, o cuanto nos guste leerla, el simple acto de abrirla y leerla es un acto de obediencia y sumisión. Creo sinceramente que la mayor razón por la cual no leemos la Biblia es porque hacerlo implica admitir que Él es Dios y nosotros no.
Podemos poner multitud de excusas (no tenemos tiempo, malas experiencias, malas enseñanzas en el pasado, etc..), pero en el fondo tiene sólo que ver con la visión de nosotros mismos cuando nos ponemos delante de Dios.
 Herramientas útiles para leer la Biblia
Un buen estudio de la Biblia debe tener introducciones antes de cada libro. Una lectura de estas introducciones puede ayudarnos a comprender mejor el contexto de cada libro, lo cual nos hará entender mucho mejor lo que leemos. 
También un buen consejo es leer la Biblia con amigos. Debo decir que es un poco triste lo poco que se ha enseñado y ejemplificado esta práctica, tan buena para los jóvenes. Leer la Biblia en un momento de tranquilidad y a solas es bueno, pero también hay que reconocer que la gran mayoría de lo escrito en la Biblia, fue escrito para ser leído o escuchado en comunidad. Aprender a leer con los demás y hablar de lo que estamos leyendo nos hará disfrutarlo más y así salir enriquecidos con ello.
Autor: Jason Leonard

sábado, 5 de julio de 2014

El Señor es quien te guarda

El Señor es quien te guardaUna historia apasionante del Antiguo Testamento en 2 Reyes 6 ilustra muy bien lo que significa ser guardado por el poder de Dios.
Ben-Adad, rey de Siria, declaró guerra contra Israel y marchó contra ellos con un gran ejército. Mientras avanzaban, él llamaba muy seguido a sus consejeros de guerra a su aposento privado para planear las estrategias para el próximo día.
Pero el profeta Eliseo seguía mandando mensajes al Rey de Israel, detallando cada movimiento de las tropas enemigas.
De hecho, en varias ocasiones, los israelitas escaparon de ser vencidos debido a las advertencias de Eliseo.
Ben-Adad estaba furioso y llamó a sus siervos. “¡Díganme quién es el que está revelando nuestros planes al Rey de Israel! ¿Quién es el traidor?”
Los sirvientes le dijeron, “No es lo que piensas, mi señor. No hay traidor en el campamento ni en tu corte; todos somos fieles – leales. El profeta Eliseo, que está en Israel, es el que hace saber al Rey de Israel las palabras que tú hablas en tu habitación más secreta” (2 Reyes 6:12).
Ben-Adad inmediatamente despachó un ejército de caballos, carros, y soldados a capturar a Eliseo. “Vayan a Dotán y tráiganlo” demandó el rey. Ellos fueron de noche y rodearon la ciudad, con intención de tomar al profeta por sorpresa, pero el siervo de Eliseo despertó temprano. Cuando él vio que “el ejército tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros” (vs.15), él corrió a su amo con terror y clamó “¡Ah señor mío! ¿qué haremos?”
Sonriendo confiadamente, Eliseo respondió, “No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo diciendo: Te ruego Jehová que abras sus ojos para que vea. Jehová abrió entonces los ojos del criado, y este vio que el monte estaba lleno de gente de a caballo y de carros de fuego alrededor de Eliseo” (2 Reyes 6:16-17).
Como el Salmista, Eliseo podía ponerse de pie en medio de la crisis y decir con absoluta confianza:
  • No temeré ni a una gran multitud que ponga sitio contra mí. (Salmo 3:6).
  • Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado” (Salmo 27:3).
  • Él redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, aunque muchos estén contra mí” (Salmo 55:18).
Mi oración es la de Eliseo: “¡Señor, abre nuestros ojos para que veamos y contemplemos las montañas llenas de caballos y carrozas de fuego – del Señor de los ejércitos!