
Cuando los siervos de Dios oran por su Espíritu y bendición, a veces les llegan inmediatamente; pero no siempre les son concedidos entonces. En tales ocasiones, no desmayemos. Aférrese nuestra fe de la promesa de que llegará. Confiemos plenamente en Dios, y a menudo esta bendición vendrá cuando más la necesitemos, y recibiremos inesperadamente ayuda de Dios cuando estemos presentando la verdad a los incrédulos, y quedaremos habilitados para dar la Palabra con claridad y poder.
(Testimonios Selectos Tomo 3 - La fe en Dios).
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