viernes, 10 de octubre de 2014

El secreto de la prosperidad

El secreto de la prosperidadTraed todos los diezmos al granero y haya alimento en mi Casa. Probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Malaquías 3:10.
¿Es el diezmo una parte de nuestros bienes que devolvemos a Dios? Si pensamos de esa manera, Dios no pasa de ser un cobrador de impuestos o un recaudador celestial. Para quienes aman a Jesús, el diezmo es un pacto entre Dios y el hombre, una alianza de amor y fidelidad.
"Todo lo que existe es mío. 'Mía es la plata y mío es el oro' (Hageo 2:8).
Cuando Dios creó al ser humano, lo colocó en el jardín del Edén y le dijo: "De todo árbol de huerto podrás comer; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás" (Génesis 2:16, 17).
En otras palabras: "Yo soy el dueño de todo, pero como sé que necesitas de estas cosas para poder vivir, te las presto. Y como también sé que a medida que el tiempo pase correrás el riesgo de olvidarte de que yo soy el dueño de todo, por eso, para que te acuerdes siempre, vamos a establecer una alianza. Tú puedes usar todo, menos este árbol, porque el día en que toques en él, yo sabré que te estás adueñando de lo que es mío".
Más tarde, cuando, por causa del pecado, Adán y Eva tuvieron que dejar el jardín, Dios sustituyó el árbol por el sagrado diezmo, y hoy dice al ser humano:
"Todo lo que existe es mío. 'Mía es la plata y mío es el oro' (Hageo 2:8).
Pero sé que en este mundo necesitas bienes materiales para poder vivir. Necesitas una casa, ropa, comida, dinero; por tanto, te doy fuerzas para conseguir todo eso. Pero también sé que cuando tengas todo, correrás el riesgo de olvidarte de que yo te presté todo. Entonces, para que nunca olvides que todo es mío, vas a devolverme el sagrado diezmo y vas a probarme en esto. Mientras me devuelvas el diezmo sabré que reconoces que yo soy el dueño, y si llegas a tener dificultades financieras o alguna cosa anda mal, todo lo que tienes que hacer es clamar a mí, porque yo soy el dueño, y como dueño tengo la obligación de resolver tu problema .'Derramaré bendiciones hasta que sobreabunden','reprenderé al devorador''serás tierra deseable' (ver Malaquías 3:10-12).
"Pero si no me devuelves el diezmo, estarás rechazando el pacto de fidelidad que hicimos. Estarás haciéndote dueño de lo que es mío, y si llegan dificultades tendrás que resolverlas solo, porque te apoderaste de lo mío, sacándome de tu vida voluntariamente".
Por eso, el diezmo es mucho más que la décima parte de los bienes que devolvemos a Dios: es un pacto de fidelidad, una alianza que nos recuerda quién es el dueño.
Y si aceptamos que Dios es el dueño de todo lo que tenemos, es también dueño de las dificultades financieras que puedan aparecer, y dueño de la falta de recursos para el sustento;
En fin, es dueño de todo, y como tal es el responsable de hacer desaparecer los problemas o damos fuerza e inteligencia para pasar por ellos sin lastimarnos.
RECUERDA:Nueve partes con la bendición de Dios hacen mucho más que diez partes sin su bendición.
Autor: Pr. Alejandro Bullón

sábado, 4 de octubre de 2014

Cuando crees que nadie te entiende

Cuando crees que nadie te entiendeHay episodios en nuestras vidas en los que creemos que nadie nos entiende, en donde pensamos que ninguna persona nos logrará comprender, porque todos juzgan, todos hablan, todos señalan, pero ninguno comprende.
Esos momentos son duros, porque quisieras que alguien por una vez en tu vida te comprendiera y se diera cuenta lo que realmente sientes, lo que realmente quieres; pero pareciera que para todos le es indiferente.
Pero cuando ese panorama de indiferencia se presenta en tu vida y te quiere hacer creer que no hay ni habrá nadie que te entienda, es cuando nuestro Señor Jesús aparece en escena.
Jesús habla a tu vida y te dice:
Mi hijo(a) amado(a), Yo te entiendo, Yo te comprendo, Yo se los momentos que estás viviendo porque Yo pase por eso, se lo difícil que es sentirte abandonado por todos, porque Yo lo experimente, sé que es sentir que nuestro Padre nos ha abandonado, porque Yo lo sentí. Te veo y me veo, porque Yo pase por todo lo que tú estás pasando y por lo tanto te entiendo a perfección.
Te he visto llorar, te he visto muy triste los últimos días, a veces quisiera que pudieras sentir mi abrazo, pero los afanes de la vida muchas veces te hacen olvidarte de mí, quisiera abrazarte y decirte lo mucho que te amo y lo mucho que vales para mí, porque cuando yo te escogí lo hice porque creo en ti y en lo que puedes llegar a ser.
No te sientas menospreciado(a), porque vales mi sangre, no te sientas indigno(a), porque yo te hice digno(a), no creas que yo me olvido de ti, porque estas en mis pensamientos. Yo voy a cumplir lo que un día te prometí, jamás creas que me he olvidado, nunca pienses que me equivoque en prometerte eso, porque Yo no me equivoco, porque Yo no miento y por lo tanto estoy preparando la plataforma para cumplir lo que un día te prometí.
Quiero verte sonreír, quiero verte creer y confiar en mis palabras, anhelo tenerte cerca de mi cada día, no te olvides de mi; quiero ver cómo te levantas cada día con nuevas fuerzas para afrontar todo lo que venga a tu vida, porque yo no te dejare, porque yo jamás me apartare de tu lado, yo estaré contigo cada día de tu vida y cumpliré mi propósito en ti.
¿Sabes?, te amo, te amo con un amor que jamás dejara de ser y quiero que sepas sobre todo, que si hay alguien quien te pueda entender, ese soy Yo.
Amados, aun cuando creas que nadie te entiende, hay alguien que si y lo hace a perfección porque conoce lo más profundo de tu corazón, ese es Jesús nuestro Señor y Salvador.
Hoy te invito a que deposites tus cargas en El, a que apartes un momento de tu tiempo y se lo dediques, El quiere escucharte y quiere hablar contigo, estoy seguro que algo precioso hay para tu vida este día, solamente dedica un momento especial para El y deja que te ministre.

¡Señor, tu sí que nos entiendes!

"No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia." Isaías 41:10
Autor: Enrique Monterroza