Tenía diez años cuando mi abuela me regaló mi primera Biblia. Estaba maravillado. Garabateé algo en la parte posterior de la cubierta y me aseguré de que mi nombre se viera grande y claro. Después elegí un rotulador de color amarillo. Me senté en el suelo y comencé mi tarea de subrayar todo lo importante, como por ejemplo que Matusalén vivió 969 años. ¡Wow!
Leí todo seguido hasta Génesis 5 antes de apuntar en una esquina de la última página leída la fecha. ¿Por qué apunté la fecha?, sencillamente para seguir leyendo donde lo había dejado. Obviamente no iba a leerlo todo dos veces.
Tres días más tarde me aburrí y volví a leer mis comics y novelas de aventura.
La siguiente vez que tomé la Biblia en mis manos tenía dieciséis años y acababa de cortar con mi novia, pero cuando intenté leerla todo me parecía confuso y nada de lo que leía respondía las preguntas que en ese momento tenía.
En los próximos 23 años, he leído la Biblia un montón. A pesar de que amo la Biblia mucho más que nunca, debo admitir que cada vez que la abro me resulta un gran esfuerzo y un desafío. TODAS Y CADA UNA DE LAS VECES.
Aquí paso a describir cinco motivos por los que creo que nos cuesta tanto leer la Biblia.
1. Primeras impresiones
Quizás fuiste obligado a leer la Biblia cuando eras pequeño. Quizás tus padres te pusieron como resolución para el nuevo año el leer Génesis, o Mateo, pero tú no sabías exactamente por qué. O quizás la única versión que tenías en casa era una Reina Valera antigua, que utilizaba un lenguaje que nunca llegaste a comprender plenamente. Quizás te enseñaron a usar la Biblia como un manual que se lee cuando todo va mal en tu vida, y por lo tanto tú la tanto como lees cualquier manual.
Para muchos de nosotros, nuestros recuerdos acerca de los primeros encuentros con la Biblia son pesados, sin ningún atisbo de inspiración o sabiduría.
2. Historia y contexto
Muchas veces lo más difícil para nosotros es familiarizarnos con la cultura y el contexto. Hace dos semanas leí Deuteronomio. También pasé algún tiempo leyendo acerca del contexto de Deuteronomio, y como se encaja en la historia completa del pueblo de Israel, intentando así tener una noción básica de qué papel juega dicho libro en la Biblia.
Cuando comencé a leer el capítulo primero, ya tenía en la mente la imagen de Moisés y el pueblo de Israel en el desierto, al borde de la Tierra Prometida. Ya a esas alturas muy pocos de ellos habían vivido la experiencia de la salida de Egipto. Todos ellos eran los hijos de aquellos que habían vivido el éxodo. Moisés les contaba las maravillas que Dios había hecho por su pueblo y trataba de prepararlos para tomar la tierra que Dios les había prometido.
Todas aquellas personas no habían vivido nunca en una ciudad o en un pueblo, y sólo conocían la vida nómada en el desierto. Por tanto, se ve los esfuerzos de Moisés por relatar la nueva vida que tendrían si confiaban en Dios.
Teniendo esto en mente me ayudó mucho a comprender las palabras de Deuteronomio. Por qué la historia de los diez Mandamientos fue contada de nuevo, Por qué tantos consejos un tanto "aleatorios" cerca del final, por qué tantas advertencias y bendiciones. Todo ello pude comprenderlo mejor gracias al contexto. ¡El Contexto siempre ayuda!
Todo esto se puede aplicar a toda la Biblia. Sabiendo lo que pasaba en la iglesia de Corintos te ayudará a entender el por qué de las cartas de Pablo a los Corintios. Saber por qué juan escribió su evangelio te ayudará a comprender por qué el tono del mismo es distinto a los otros tres evangelios.
3. Nuestro método no es el adecuado
Imagina que estamos leyendo a Shakespeare, una estrofa cada vez. Cada vez que leemos una estrofa, nos sentamos y meditamos en ella, la intentamos comprender. Cuando pasa el tiempo (quizás un día entero), volvemos y leemos el siguiente párrafo. Siguiendo este método, ¿Cuánto llegaríamos a comprender de la obra completa?
He notado que algunas personas leen pequeños "bocaditos" de la Biblia, porque quizás nos intimida un libro tan grande. Sin embargo, cualquier buen profesor te diría que primero leas la obra completa y te empapes de ella antes de centrarte en los detalles que harán que nunca veas la obra como un todo.
Un buen maestro, sin duda, tendría muchas ganas de hablar de la obra, discutir sobre ella y debatir sobre pequeños detalles de la misma, pero jamás lo haría antes de que hayamos comenzado a comprender el conjunto.
Lo mismo podemos decir de la Biblia. Leemos tan poquito cada vez, que nunca llegamos a entender todo el conjunto.
4. El Pecado
A veces no leemos la Biblia, sencillamente porque creemos que no la necesitamos. Cambiamos las verdades de la Biblia y al maravilloso Dios que nos habla a través de ella, y los sustituimos por nuestros propios ídolos (Romanos 1:19-23). Cuando hacemos esto, no reconocemos que es la poderosa palabra de Jesús la que sustenta todas las cosas (Hebreos 1:3), y por tanto tratamos de seguir con nuestra vida sin él, sin sus enseñanzas y sus Palabras de Vida.
5. Obediencia
Independientemente de cuánto comprendamos de la Biblia, o cuanto nos guste leerla, el simple acto de abrirla y leerla es un acto de obediencia y sumisión. Creo sinceramente que la mayor razón por la cual no leemos la Biblia es porque hacerlo implica admitir que Él es Dios y nosotros no.
Podemos poner multitud de excusas (no tenemos tiempo, malas experiencias, malas enseñanzas en el pasado, etc..), pero en el fondo tiene sólo que ver con la visión de nosotros mismos cuando nos ponemos delante de Dios.
Herramientas útiles para leer la Biblia
Un buen estudio de la Biblia debe tener introducciones antes de cada libro. Una lectura de estas introducciones puede ayudarnos a comprender mejor el contexto de cada libro, lo cual nos hará entender mucho mejor lo que leemos.
También un buen consejo es leer la Biblia con amigos. Debo decir que es un poco triste lo poco que se ha enseñado y ejemplificado esta práctica, tan buena para los jóvenes. Leer la Biblia en un momento de tranquilidad y a solas es bueno, pero también hay que reconocer que la gran mayoría de lo escrito en la Biblia, fue escrito para ser leído o escuchado en comunidad. Aprender a leer con los demás y hablar de lo que estamos leyendo nos hará disfrutarlo más y así salir enriquecidos con ello.
Autor: Jason Leonard
No hay comentarios:
Publicar un comentario