viernes, 16 de marzo de 2012

¿Ya hablaste con Él?

¿Ya hablaste con Él?Por mucho que sepamos que la oración es la vitamina que necesita todo cristiano hijo de Dios para sobrevivir en un mundo tan difícil, a veces se nos escapa por periodos largos de hacerlo.
A veces estamos tan afanados en nuestra vida diaria que nos olvidamos que lo primordial es buscar a Dios, hablar con Él.
¿Cuándo fue la última vez sin andar a prisa y sin pensar en otra cosa que no sea Él, fuiste a un lugar a solas y hablaste con Él de una forma maravillosa?

Muchos de los que hoy me leen son servidores muy fieles en sus congregaciones, muchos están a cargo de privilegios en sus iglesias, pero a veces puedes encontrarte sirviendo a Dios, pero sin Dios. Me refiero al hecho que a veces estas más preocupado por cumplir lo que te han encomendado, que buscar el respaldo de quien te llamo.

Seguramente hace unos días te propusiste a buscar a Dios todos los días, cierta cantidad de tiempo diario. Pero ¿Qué paso?, ¿Cuánto duro tu ritmo de oración?, ¿Qué excusas pusiste para no hacerlo?
Si algo nos va a ayudar a vivir una mejor vida cristiana es la comunicación diaria que tengamos con Dios. Él quiere oírnos, Él quiere que le hablemos, que lo adoremos, que le cantemos, que aprendamos más de Él. ¿Por qué entonces no lo hacemos?
¿Por qué estamos cansados?, ¿Por qué no sabemos qué decir?, ¿Por qué creemos que eso no es para nosotros?, ¿Por qué somos demasiados ocupados?, ¿Cuál es la excusa?
Hoy quiero motivarte a que juntos busquemos a Dios, a que no nos olvidemos que nuestra vida espiritual depende exclusivamente de Él, y que necesitamos urgentemente refrescar nuestra vida en su presencia.
¿No te sientes cansado?, ¿No te sientes estresado?, ¿No sientes que poco a poco el gusto de hacer lo que haces para el Señor se va disminuyendo?, todo eso se debe muchas veces a que no estamos yendo a comunicarnos con Él, no estamos hablando con Él, no estamos teniendo tiempos íntimos con Él.
¿No es cierto que cuando lo buscamos nuestra vida se llena de una paz sobrenatural?, Entonces, si sabes que es así, ¿Qué estas esperando para buscarlo?
Que este día y todos los días que vienen no pasen SIN QUE HABLES CON ÉL. Hoy Dios te quiere escuchar, ve a ese lugar y a solas con Él habla como que hablaras con tu mejor amigo, estoy seguro que Dios ha de escucharte y se ha de alegrar de verte nuevamente en ese lugar donde se ha encontrado en mas de alguna ocasión contigo.
¿Qué esperas? ¡Habla con Él este día!

“Nunca dejen de orar”. 1 Tesalonicenses 5:17 Nueva Traducción Viviente

Autor: Enrique Monterroza

sábado, 3 de marzo de 2012

Sed Imitadores de Cristo


Un hogar feliz en un mundo infeliz


Un hogar feliz en un mundo infelizCuando Jesús dijo que nuestros días hoy son “como los días de Noé”, puso el dedo en una zona muy sensible de nuestra sociedad.
Aquella generación que pereció en el diluvio había llegado a estar obsesionada con el empleo desordenado y antinatural del sexo. “Tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas” y “todo designio de los pensamientos de su corazón solo era de continuo al mal.”
El matrimonio y la familia conocen hoy una alarmante expectativa de fracaso.
En los países desarrollados, aproximadamente las tres cuartas partes de los matrimonios termina en divorcio. No sucedía así con anterioridad: se daba por hecha la permanencia y estabilidad de las familias.
Para la inmensa mayoría de los niños de generaciones pasadas, la posibilidad de divorcio de sus padres era algo tan remoto como el propio diluvio de Noé. Cuando regresaban a casa, su padre y su madre estaban allí. La institución del matrimonio tenía una consistencia poco menos que granítica.
Pero de repente, hacia el año 1844, comenzaron a producirse cambios sutiles. Cosas hasta entonces estables, comenzaron a derrumbarse de forma progresiva, intensificándose el deterioro con cada década transcurrida. En el mundo occidental comenzaron a tambalearse los fundamentos de la moralidad e integridad familiar. El significado concreto de la era de 1844 será objeto de estudio posterior, pero por ahora baste observar cómo, en el “mapa” de la profecía bíblica, permanece como una señal del próximo regreso de Cristo.
Sólo Jesús puede darnos la capacidad para resistir la marea de infidelidad e inmoralidad que inunda hoy como diluvio nuestra sociedad.

La permanencia del amor
1. ¿Es el plan de Dios que el amor tenga un final? Mateo 19:4 y 5
RESPUESTA: “Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.”
2. ¿Puede enfriarse el amor? Mateo 24:12
RESPUESTA: “Por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.”
3. ¿Por qué se permitió el divorcio, en casos extremos? Mateo 19:7 y 8
RESPUESTA: “Por la obstinación de vuestro corazón...”
4. Si se desecha la iniquidad y el corazón no está endurecido, ¿puede morir el amor? 1 Corintios 13:4-8 (el original traducido como “caridad” o “amor”, es ágape)
RESPUESTA: “El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el a-mor no es jactancioso... El amor nunca deja de ser.”

Lo que destruye un hogar
5. Explica en tus propias palabras lo escrito en Salmo 127:1
TU RESPUESTA:____________________________________________________.
6. ¿Cuán importante es la parte del marido en la edificación de un hogar feliz? Efesios 5:23
RESPUESTA: “El marido es la cabeza de la familia, así como Cristo es la cabeza de la iglesia...”
Nota: El original griego presenta con mayor fuerza la idea de que, de igual forma en que Cristo sostiene y preserva a la iglesia, el marido hace lo propio con el hogar.
7. Puesto que el marido es el “sustentador” de la familia por mandato divino, ¿debe la mujer culparlo de cualquier contratiempo? Proverbios 14:1
RESPUESTA: “La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus manos la derriba.”
Nota: Si el ser humano fuese perfecto, tal como lo fue Adán antes de su caída en el pecado, bien podría cada uno culpar al otro, en caso de surgir dificultades. Pero la Escritura especifica que “todos pecaron [igualmente]”. Cada uno de los esposos es sabio cuando reconoce esa realidad, hasta el punto de ponerse en el lugar del otro, y trata de sentir como siente el otro. Cada uno estará dispuesto a llevar de buen grado más peso del que cree que debería llevar. Eso puede no ser justo, pero es ciertamente sabio. Dios manifest-ará un día lo que es justo y lo que no. Mientras tanto, el esposo o esposa prudentes edifican la casa, y dejan a Dios la tarea de juzgar.
8. Según Santiago 4:7, ¿de qué forma podemos preservar un hogar feliz?
TU RESPUESTA:____________________________________________________.
9. Si sólo uno de los cónyuges es cristiano, ¿crees que el hogar puede ser feliz? 1 Corintios 7:13 y 14
RESPUESTA: “...el marido no creyente es santificado por la mujer; y la mujer no creyente por el marido.”
Nota: “Santificado” no significa aquí necesariamente que comparta las bendiciones, ni que resulte fuertemente influenciado hacia la vida santa. Significa que el cónyuge creyente no resulta “contaminado” por el incrédulo, y que, por lo tanto, puede continuar ese matrimonio, sin ser necesario el divorcio. Incluso puede ministrar eficazmente a los hijos presentes en ese hogar. No debemos olvidar las palabras de Jesús en Mateo 5:13. El cónyuge creyente tiene un efecto preservador del hogar, lo mismo que la sal lo tenía antiguamente en los alimentos a los que se aplicaba.
10. Lee Génesis 24:1-14, 44 y 50 y observa quién es el que une al hombre y la mujer en matrimonio.
RESPUESTA: “De Dios ha salido esto...”
Nota: Si eliges no creer ese principio de que es Dios quien los hace “una sola carne”, tu matrimonio corre serio peligro. Si eliges creerlo, Dios “edifica la casa”, y perdurará.
11. ¿Quién une a los dos en matrimonio? ¿Quién los separa? Mateo 19:6
RESPUESTA: “No son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó no lo separe el hombre.”
Nota: Cuando hay desunión, rara vez viene iniciada por una tercera persona. Es, o bien el marido, o bien la mujer quien se interpone primeramente, colocándose en primer lugar, y “separa” lo que Dios unió para siempre. La tercera persona suele ser un síntoma tardío.
12. ¿De qué forma práctica y efectiva puedes permitir a Cristo que edifique tu hogar, de forma que nunca se derrumbe? Lee con detenimiento Mateo 26:39 y observa la forma en la que Cristo manejó el problema de una voluntad que luchaba por oponerse a la voluntad de su Padre.
RESPUESTA: “...no sea como yo quiero, sino como tú.”

Cómo suceden los “milagros”
13. ¿Cómo caracteriza la Biblia el hallazgo de una buena esposa? Proverbios 18:22 y 19:14
TU RESPUESTA:___________________________________________________.
Nota: El amor que se menciona aquí es muy diferente al encaprichamiento egoísta que el mundo suele llamar “amor”. El auténtico amor ágape, crea valor en el objeto amado. Y el que se siente amado y apreciado, está en la situación ideal para dar lo mejor de sí.
14. ¿Cómo puede cambiar un esposo a su esposa, para bien? Efesios 5:25
RESPUESTA: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.”
15. ¿De qué forma se relaciona la mujer sabia con su marido? Efesios 5:22, 24, 33
RESPUESTA: “...estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor”, “como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo”, “la mujer ame a su marido.”
Nota: ¿Imposible? No, si el Creador y Redentor cuya sabiduría es infinita lo presenta como el modelo para la verdadera felicidad. Los maridos sólo pueden amar a sus esposas de esa forma maravillosa si comprenden la forma incondicional en que Cristo ama a la iglesia; y las esposas sólo pueden responder en la medida en que comprenden el simbolismo de la iglesia como Esposa de Cristo. Si permites que el Señor reine supremo, verás la forma en la que él edifica rápidamente tu hogar. Aunque parezca que las cosas fueron demasiado lejos, nunca es demasiado tarde como para que las pongas en sus manos.
“Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” 1 Pedro 5:7
“Orad sin cesar” 1 Tesalonicenses 5:17
“No se haga mi voluntad, sino la tuya” Lucas 22:42
“Dios dio a los hombres el poder de elegir; a ellos les toca ejercitarlo. No podéis cambiar vuestro corazón, ni dar por vosotros mismos los afectos a Dios; pero podéis escoger servirle. Podéis darle vuestra voluntad, para que él obre en vosotros tanto el querer como el hacer, según su voluntad” (El Camino a Cristo, p. 47 y 48)